HISTORIA

El asedio de San Sebastián

31 de agosto de mil ochocientos trece. Una fecha marcada en rojo en la historia de San Sebastián. Aquel día, la sangre y el fuego tiñeron de rojo las calles de nuestra ciudad hasta dejarla completamente arrasada. Una inmensa tragedia civil de la que fue testigo este edificio.

Eran los años de la Guerra de la Independencia que enfrentaba a España y Francia. En aquellos momentos San Sebastián estaba en manos del ejército francés. La alianza angloportuguesa, implicada en la guerra apoyando a España, había empezado a imponerse al ejército de Napoleón Bonaparte. En el verano de aquel año, fuerzas inglesas, apoyadas por militares portugueses, sitiaron la ciudad de San Sebastián. En la mañana del 31 de agosto las tropas guiadas por el general Sir Thomas Graham que actuaba a las órdenes del duque de Wellington, consiguieron superar las defensas y penetrar en la ciudad. Las tropas francesas, completamente superadas, se retiraron al monte Urgull buscando protegerse en el castillo de la Mota.

Los donostiarras sufrieron una sucesión de indecibles atrocidades. Con el pretexto de que San Sebastián simpatizaba con los intereses franceses, los soldados ingleses dispararon durante todo el día a los balcones y ventanas, accedieron a las casas y usurparon todo lo que tuviera algún valor. El vandalismo y el saqueo se extendieron por todas las calles, casas e iglesias. Como en todas las guerras muchas mujeres fueron violadas. Cientos de donostiarras fueron asesinados a tiros: niños, mayores… nadie estaba a salvo. Como culminación, dieron fuego a la ciudad entera.

El enorme incendio calcinó prácticamente todas las casas de la antigua ciudad. Este edificio es uno de los pocos que quedó en pie y es el único que mantiene las fachadas y características constructivas de la época.

Tras aquellos atroces acontecimientos, los donostiarras reconstruyeron la ciudad, una ciudad nueva y abierta, una ciudad en la que las luces de la vida se impusieron a las sombras de la guerra.

Por ello, esta casa quiere preservar la memoria de las víctimas de aquella trágica crueldad, honrar su recuerdo como símbolo en favor de la vida y contra la violencia. Esta casa es testigo de San Sebastián, ciudad que acoge con los brazos abiertos a todas las personas que nos visitan desde el País Vasco o desde cualquier otro lugar del mundo. Esta es tu casa.